martes, 26 de mayo de 2015

Cómo ser un líder más humano


El líder con sentido humano se forma a partir de lo que aprende en la vida y de los conceptos que descubre en su camino. El coach empresarial y de vida Alfredo Culebro, socio fundador en Wealth Planters Oficial, una empresa dedicada a motivar el potencial humano, dice que cuando un emprendedor logra un liderazgo de este tipo, genera un impacto positivo en su organización, permitiendo que sus empleados trabajen con mayor entusiasmo y sean más productivos.

Según una encuesta sobre productividad elaborada por el Institute for Corporate Productivity, el 76% de las empresas afirma que un liderazgo optimista hace que la productividad de la compañía se incremente. Al respecto, el experto –quien también es autor del libro Esto tiene que cambiar (2011) considera que si un líder se mantiene en paz y optimista en un 100%, logrará equilibrio en todas las facetas de su vida y un acto de sinergia con los demás. Es como un virus positivo que se contagia y expande en el resto del personal. Si por el contrario vive el 65% de su tiempo en estrés, provocará este mismo efecto entre los miembros de su equipo.

Por lo tanto, como líder de tu negocio, procura las siguientes características que te ayudarán a integrar un equipo de alto desempeño, dispuesto a colaborar contigo durante muchos años.

1. Energía. Un buen líder debe tener energía positiva que se transmita como corriente eléctrica entre sus colaboradores para emprender cualquier cruzada. Un empresario exitoso y más humano necesita diversas cualidades, una de las más importantes es esa energía positiva y capacidad de transmitirla.

Ten presente que el éxito de una empresa siempre va en función de los empleados y de la energía positiva con la que ellos trabajen. Si un líder tiene la energía necesaria para no vencerse y no claudicar, cuando los demás digan “no puedo”, él se levantará y lo hará.

2. Generosidad. Para mucha gente, este concepto consiste en dar dinero a una fundación o a las personas pobres que ven en la calle; sin embargo, el ser generoso significa ser más consciente y empezar con pequeñas acciones positivas. Por ejemplo, no tirar basura en la vía pública, ceder el paso o ayudar a un adulto mayor a cruzar la calle. “Si entiendes así la generosidad, realmente vas a trascender y a transformarte”, señala Culebro. Además, quien es generoso en casa, en el trabajo y en la vida en general, tendrá la capacidad de reformar toda una organización.

Si en la empresa eres justo y ayudas a todos los que en ella participan, obtendrás mejores ingresos económicos y facili-dad de operación. La generosidad se irá extendiendo como una onda expansiva al resto de tus empleados, lo que condu-cirá a una alta productividad, reducción de las tasas de rotación e incluso, mayor satisfacción de los clientes.

3. Ética. Un buen líder comprende la ética y la mantiene; es decir, entiende cuáles son las reglas y las respeta. Sabe que no hay que corromper o robarse la luz. Las actitudes éticas sembrarán las semillas de la lealtad en la compañía. Recuerda que la buena reputación se crea y las consecuencias de ser ético es abundancia ilimitada y éxito en tu empresa. Si por el contrario, robas, seguramente tendrás más de esto.

Los beneficios de un liderazgo ético darán mejoras en la imagen de la organización, así como mayor credibilidad y confianza de los inversionistas y colaboradores; serás un ejemplo para los demás en el mercado y reducirás los conflictos de los miembros que conforman tu equipo. Ojo: el liderazgo ético es un comportamiento contagioso que siempre será reconocido y recompensado.

1. Enfoque. Al estar al frente de un proyecto debes tener bien claro lo que quieres, tu misión y lo que necesitas para llegar a tu meta. Ten en cuenta que en el camino probablemente la vida te va a golpear y tirar varias veces; no obstante, el secreto está en levantarte, enfocarte una y otra vez, y no rendirte.

2. Sabiduría. Se trata de hacer el conocimiento práctico. De nada sirve leer libros, escuchar cintas o hacer una maestría si lo aprendido no lo aplicas en tu vida diaria. La habilidad de hacer el conocimiento práctico y compartirlo es el saber. Por ejemplo, hay abuelos que tal vez no cursaron la secundaria, pero tienen tal conocimiento de la vida –lo han sabido aplicar y transmitir a nuevas generaciones– que son sabios en la práctica.

3. Diversión. A un líder debe gustarle lo que hace y pasarla bien. Una persona alegre genera partículas de fuerza de vida y también produce células de amor. La diversión es un elemento fundamental para la vida y, desde luego, para los negocios. Cuando sucede esto, no sientes que estás trabajando sino haciendo lo que realmente deseas. Si haces lo que amas, eso te amará cien veces más a ti y seguro será un éxito.

4. Paciencia. Entiende que la vida es un proceso y que con perseverancia todo saldrá bien y hacia adelante. Si se presentan obstáculos, es necesario seguir pedaleando y dar un paso a la vez para poder llegar al destino que buscas.

5. Vida espiritual. Además de los puntos anteriores, este aspecto es clave para ser un mejor líder. El sumar espiritualidad a tu liderazgo te ayudará a sacar y dar lo mejor de ti. No se trata de religión; más bien de ofrecer lo mejor que llevas dentro, como la bondad y el amor, elementos que están implícitos en la propia naturaleza del ser humano.

Convierte el no en sí

Blair Singer, experto en inteligencia empresarial y coaching, explica que en numerosas ocasiones existe una “vocecita” en nuestro interior que nos dice: “no se puede”, “harás el ridículo”, “no lo vas a lograr”. Miedos o preocupaciones que son una verdadera batalla interior y que bloquean tus sueños y no te dejan emprender.

El coach asegura que esa “vocecita” aparece porque “cuando la emoción sube, la inteligencia baja”. ¿Cómo evitarlo? Empieza con los siguientes consejos.

1. Piensa con la cabeza fría. Un buen líder debe ser honesto. Por tanto, si estás enojado por alguna circunstancia, la recomendación es que reconozcas que tu emoción está subiendo y no tienes claridad en ese estado. Piensa que podrías decir cosas de las que quizá te arrepentirás después. Ante tal escenario, no tomes una decisión en el momento y tranquilízate. De esta forma, la inteligencia se recupera, la emoción bajará, volverás a tener pensamientos más positivos y tendrás la capacidad de comprometerte nuevamente.

2. Pon un alto a lo negativo. Analiza tus reacciones. Si estás frente a una situación de miedo o que te produce tensión, observa cómo reaccionas. Cuando te enfrentes con la adversidad, ten en cuenta que sólo se trata de un incidente aislado. Así que aliéntate con frases positivas como: “esto sólo fue una mala estrategia y no volverá a suceder”. Lo esencial es que tu voz interior no sea ni un autocastigo ni un autosabotaje.


Por Fátima Escobar
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